El partido fue muy atractivo porque ninguno se guardó nada. Libre circulación a los arcos, flaquezas defensivas y chances propicias. Ambos arcos comenzaron a sufrir momentos comprometidos con remates de Lloret y Allende. El primer línea Luciano Castro marcó equivocadamente posición adelantada cuando Nicolás Horacio enfrentaba con chances a Grieger. En su primer llegada a fondo marcó San Miguel: sorprendió Chávez a puro vértigo por izquierda y resolvió Pons con remate corto por el otro sector. La defensa de Liniers durmió. En la acción siguiente Pacio de manera incomprensible golpeó antirreglamentariamente en el centro del campo a Pons. Liniers con uno menos y descontrolado. El trámite comenzaba a sufrir un vuelco importante. San Miguel se perfiló para conmover en el contragolpe. Pero Liniers mantuvo la idea, dejó una línea de tres sin resignar el ataque. Lobótrico con remates de media distancia exigió a Grieger, al tiempo que Cáceres y Horacio se hacían más influyentes. En el medio Romero no podía con la superioridad numérica rival, y San Miguel insinuaba a través de la peligrosidad de sus puntas que podía volver a convertir. Chávez y Fiscella tuvieron sus oportunidades, mientras que Horacio llevó angustia a Grieger, que se mostró muy firme. El árbitro Habib dejaba dudas en las divididas.
Lo mejor de Liniers se vio en el arranque del complemento. Lobótrico remató cerca de un poste a los 3 y dos minutos más tarde Grieger en espectacular intervención desvió un cabezazo al ángulo de Horacio. Cáceres aparecía en toda su dimensión. San Miguel abrumado. El técnico Patricio Hernández produjo cambios en el medio que le dieron resultado. Sobre los 15, desatención en el fondo celeste y esta vez Chávez convirtió el segundo tanto. El saldo negativo se amplió con un grueso error del árbitro Habib al sacarle la segunda amarilla a Romero, víctima de una infracción de Carmenini, que por su lado vio la primer tarjeta. A partir de allí el partido se desnaturalizó. Tras cartón llegó el tercer gol de cabeza en otro regalo defensivo y allí se terminó todo. San Miguel dispuso de espacio y oportunidades para aumentar, surgiendo Cabrera como único escollo. El Celeste tuvo un penal a su favor, pero Grieger, gran figura, logró desviar.
Liniers le otorgó ventajas decisivas a un San Miguel afilado que aprovechó todo. La exigencia vendrá para los próximos compromisos ante San Martín y Atlas, en que deberá sumar para no perderle pisada a los puestos de ascenso.
Víctor Marinelli
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