Liniers en Ascenso
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Con dos goles de Daniel Costas, Liniers superó 2 a 1 a Yupanqui. Un triunfo que debió ser por mayor amplitud. El Fútbol se suspende hasta el 31 de marzo. Próxima Fecha: Puerto Nuevo-Liniers.

domingo, 16 de septiembre de 2012

UNA DISCRETA IGUALDAD

Esta vez sí: fue decepcionante. Y no precisamente por el resultado –que hay que computar como aceptable-, sino por las pocas emociones que tuvo este partido. Fue deslucido, chato, con poco ingenio, sin dinámica, ni variantes.
Liniers corrió, corrió mucho. Y metió, chocó y aceptó el planteo de un adversario que achicó todo lo que pudo los espacios, hasta que se agotó. Y que sólo empujó, unas veces para adelante, otras veces para los costados, pero nada más.
El “Celeste” dio muestras de que tiene un futuro más esperanzado que el de su rival. Sin dudas. Pero todavía no encontró la punta del ovillo. Trata de ser pero le cuesta. Intenta exponer su planteo y por momentos termina enredándose.
Desde la mitad hacia arriba no encontró salidas –futbolísticas se entiende- o, por lo menos, las buscó mal. En tanto, en la visita no se pudo descifrar a ciencia cierta que quiso exhibir. Siendo sumamente cuidadosos, y sin la intención de herir ciertas susceptibilidades, Defensores Unidos fue lo más similar a un equipo de rugby. Es decir, “patearla para arriba y a cargar”. Y en ese contexto estuvo a punto de obtener una conquista: se cumplía el minuto dieciocho y uno de esos remates que a veces es difícil intuir hacia dónde van dirigidos, terminó pegando en la humanidad de Guillermo Amelotti. Para nosotros, en el pecho. Para el árbitro, en la mano. Por lo tanto, ejecución desde los doce pasos. El goleador, Darío Lema, encargado de la misma decidió rematar a media altura y Mariano Monllor, lanzándose hacia su izquierda, desvió el disparo. Haciendo revisionismo, el “Chino” se tomó una “pequeña revancha” de la pasada temporada cuando el CADU, sin hacer demasiados méritos,  había vencido a la “Topadora” por la mínima diferencia con un tiro penal del “Chavo” Lema.
En esta etapa, Liniers contó con su ocasión más clara a los treinta y ocho minutos: Ezequiel Argüello aguantó la pelota y tocó para Maximiliano Portillo, que observando la proyección de Alejandro Cuevas le cedió el balón y éste ensayó un potente remate de zurda que se fue por encima del travesaño.
En la parte complementaria no se vieron demasiadas acciones disímiles a las de la primera etapa. Sin emociones, ni sobresaltos. Con innumerables corridas y otras tantas colisiones. Un párrafo aparte merece la violenta entrada del defensor (que ayer jugó de delantero) Ramiro Montenegro. No encontramos una explicación posible para entender porqué dejó la pierna extendida a la altura de la rodilla de Guillermo Amelotti cuando el defensor de la “Topadora” efectuó un rechazó dentro del área penal. Ni siquiera fue acreedor de una tarjeta. Que de haber recibido alguna, hubiese correspondido la roja. Queremos creer que el árbitro, Juan Pafundi, no estuvo con los ojos bien puestos en esa acción. Ya que esta clase de conductas, que pueden ocasionar serias lesiones en los futbolistas, deben ser sancionadas sin titubeos. Por más que no se haya cumplido el primer cuarto de hora de juego. En lo sucesivo, para el Colegio de Árbitros será un tema a revisar.
Otro elemento para resaltar –pero esta vez positivo- fue la magnífica pegada de Sebastián Lipo en un tiro libre, que fue devuelto por el travesaño a seis minutos del final del encuentro. Un encuentro que, en pocas palabras, fue bien resumido por un señor mayor presente en el estadio, que cuando el árbitro señaló los tres minutos de adición arriesgó el dicho: “Esto fue más aburrido que chupar un clavo.”

Héctor Quatrida 

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