Liniers en Ascenso
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Con dos goles de Daniel Costas, Liniers superó 2 a 1 a Yupanqui. Un triunfo que debió ser por mayor amplitud. El Fútbol se suspende hasta el 31 de marzo. Próxima Fecha: Puerto Nuevo-Liniers.

domingo, 29 de abril de 2012

CELESTES Y NARANJAS, A MANO

Una vez más, como tantas, Liniers salió decidido a proponer el juego en el campo adversario. Se recostó por el sector derecho y allí comenzaron a tener relevancia las proyecciones de Diego Acuña y Leandro Aversa. Intentando enlazarse, lógicamente, con uno de los delanteros que más hace tomar recaudos a las defensas: Hugo Palmerola.
Esto sucedió con frecuencia en el primer cuarto de hora del cotejo. Pero como hemos señalado en reiteradas ocasiones, muchas veces, en el fútbol, se convierten goles sin motivos. Así como en el boxeo los contrincantes se estudian sus movimientos durante el primer round, para sacar en el transcurso del combate el golpe certero de nocaut, en esta oportunidad, Berazategui “envió a la lona” a Liniers en apenas cuatro minutos. Por ello, lo de goles sin motivos. Sin argumentos. Por supuesto, de ninguna manera debemos eludir la magnífica pegada del conocido Ernesto Banegas en el tiro libre que colocó en ventaja al “Naranja”. Pero insistimos que hasta el minuto dieciséis, Liniers sofocó a Berazategui e incluso lo indujo a cometer unas cuantas infracciones (David Oltolina recibió la tarjeta amarilla y Luciano Venturini fue absuelto de esa pena). En consecuencia, el “Celeste” llegó dos veces al arco defendido por César González. Primero Aversa lo buscó a Alejandro Cuevas que por escasos centímetros no llegó a conectar el balón cerca del punto penal. Y luego, un centro de Acuña rebotó en un defensor y exigió al arquero a enviar la pelota al corner en una exhibición de reflejos impecable. Pero paremos de contar. Porque luego de esa acción comenzó el desatino de “La Topadora”. Un equipo acelerado, intranquilo, cayendo en el terreno de las fricciones al que lo llevó Berazategui. Algunas voces que siempre se escuchan pidiendo que los jugadores “dejen todo”. He aquí una de las grandes confusiones del fútbol: ¿Qué es dejar todo? Quién suscribe nunca vio a un futbolista dejar de correr. O dejar de “meter”. Pero sí hemos visto a jugadores dejar de pensar. Y, como diría algún señor mayor que peina canas, ahí está el “yeite”. Hasta la finalización de la primera etapa Liniers dejó de pensar. Por ello, dio la sensación de que la visita jugó mejor. Con un argumento simple. Todo el equipo trabajando el partido en su propio campo, encimando en zona cuando los volantes de Liniers cruzaban la mitad de la cancha. Y siempre especulando- en el buen sentido de la palabra, claro- con la salida rápida y la búsqueda del siempre amenazador Sergio Salomone. Frente a eso, el equipo dirigido por Luis González no tuvo demasiados inconvenientes en controlar al eficaz goleador del “Naranja”. Tanto Marcos Cabrera como Fabio Pardini tuvieron una buena labor. Hasta enmendaron algún descuido del medio campo cuando en alguna oportunidad Ángel Mendoza tuvo la libertad de pasar al ataque. También Acuña salvó al “Celeste” de una complicada situación, cuando a los treinta y ocho minutos interceptó el esférico pocos metros antes de la línea en una de las pocas escapadas- quizás la única- de otro estupendo delantero como es Hernán Fener. No obstante, un minuto después Silvio Fuentes hizo lucir a César González mediante un tiro libre ejecutado con mucha potencia.
Las acciones del complemento cambiaron radicalmente. La gran tarea que había ejercido Ernesto Banegas en la zona central del medio campo, siempre bien ubicado, lateralizando el balón, tocando, buscando la chance del espacio vacío, dejó de persistir y Liniers empezó a tomar las riendas del partido. Jugó con mayor soltura y la superioridad fue notoria. Con pelota bien tratada, rotando y buscando las puntas. Así llegó al empate cuando se cumplían nueve minutos: Maximiliano Portillo recibió el balón en tres cuartos de cancha y se encaminó hacia el área rival. Al entrar a la misma, literalmente “sacó a pasear” a Venturini que terminó en el piso viendo como el delantero de “La Topadora” definía con un impetuoso remate de zurda. Uno a uno y la cosa un poco más justa. Y Liniers yendo a la carga para que los tres puntos queden en casa. Y Maxi Portillo implacable. Jugando muy bien de espaldas al arco rival, soportando la pegajosa marca adversaria, constituyéndose paulatinamente en la figura de la cancha. Tanto es así que advertimos un común desasosiego en el conjunto visitante. Y esa intranquilidad se tradujo en un desenlace ya conocido: “si pasa la pelota, queda el jugador”. Así sucedió. Minuto veintiocho, Portillo sortea la marca de Venturini (que a esa altura del partido ya jugaba “de regalo”) y el defensor lo bloquea bruscamente. El árbitro señaló la infracción pero sólo sacó la tarjeta amarilla. Cuando esperábamos que sea de otro color. Teniendo en cuenta las numerosas faltas cometidas en el primer tiempo por la visita, especialmente las del mencionado jugador. Como consecuencia, el delantero de “La Topadora” debió abandonar el campo de juego ingresando en su lugar otro delantero: Nicolás Horacio. Y la insistencia de Liniers por conseguir el triunfo no mermó. Pero tampoco creó situaciones claras de cara al arco custodiado por el seguro César González. Y como contrapartida, Berazategui comenzó a encender la alarma en el campo de Liniers con algunas aproximaciones que afortunadamente fueron mal resueltas. Pasan los minutos y el tiempo que se escurre como agua entre los dedos. No quedan muchas jugadas destacadas para mencionar. Pero sí acciones grotescas con similares desenlaces. Por el mismo sector que se proyectó Portillo en su última jugada, se lanzó al ataque Acuña y también padeció la rudeza de la defensa visitante. Esta vez fue José Iribarne el que sacó de la cancha al defensor proveniente de Chacarita. Aunque luego de unos minutos el jugador de Liniers pudo reingresar al campo de juego con signos de dolencia. Como a Venturini, la tarjeta que le mostró el árbitro Sabini al defensor Iribarne fue del color del sol. Ese sol que no salió para ninguno de los dos. Ni para Liniers, ni para Berazategui. Y aunque en la última acción del encuentro Aversa casi convierte dentro del área entre tantas piernas que lograron despejar, el empate final se ajustó a la realidad. Si bien, Liniers siempre nos da indicios de que puede brindar algo más de juego, para pretender consumar triunfos inobjetables deberá jugar mejor.
Héctor Quatrida

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