Con desesperación no vamos a ningún lado

Otra caída en casa. Como dirían en España, “a domicilio”. En fin, da lo mismo. Lo cierto, es que pasó una oportunidad más para evidenciar un atisbo de lucidez, y Liniers sigue en deuda. El equipo no “dibujó” en la cancha una idea futbolística atractiva. Todo lo contrario. Todavía no da en la tecla. Aparece un momentito y desaparece rápidamente. Arrancó bien armado, tratando de ser prolijo desde el fondo y fue prolongando su avance hasta cerca del área penal adversaria. Y allí, frente al área, se volvió decididamente inofensivo, casi ingenuo. A punto tal de no crear ninguna situación riesgosa que provenga de una jugada elaborada. Las únicas dos que tuvo fueron producto de la pelota detenida. La primera fue un tiro libre ejecutado por Daniel Casais que el arquero Pablo Lorenzo mandó al tiro de esquina con cierto esfuerzo. Y la segunda, un cabezazo de Matías Monroig de pique al suelo, tras otro tiro libre, en esta ocasión realizado por Adrián Maldonado. Y aunque sigamos reiterando que, hasta ahora, ningún rival se “hizo el héroe” en Villegas, esta vez, ante esta nueva derrota, no encontramos asideros para justificarla. No porque Sacachispas haya sido un derroche de virtudes. No fue tan así. Sin embargo, tampoco pueden olvidarse algunas circunstancias que juegan como argumentos convincentes a favor del resultado final. Sobre los veinticinco minutos de la etapa inicial, Mariano Monllor tapó un certero cabezazo de Hernán Jara tras un córner efectuado por Hugo González Silva. Al comienzo del complemento, el “Lila” gestó una carga profunda por la derecha que encontró a Walter Bazán Silva en inmejorable posición frente al arco, estrellando el remate a quemarropa en el travesaño. A los veintidos minutos llegó la única anotación del encuentro a través de Bazán Silva con una impecable precisión. Pero esa no fue la última vez que llegó Sacachispas al arco defendido por Monllor: dos veces más quedó Eugenio Peralta Cabrera en posición de convertir y le faltó definición. Pero más allá de este recuento de situaciones de conquista -de la visita, claro- , importa señalar que Liniers no alcanzó a redondear una performance medianamente aceptable. Sabemos que se dejó todo. Que después del gol de la visita se fue con toda su tozudez al ataque. El a la carga con todo para vender cara la derrota. Pero no alcanzó. Se perdió. Ahí nomás pero se perdió. Y ante un rival que no jugó mucho mejor de lo mal que lo hizo Liniers. También es cierto que a este Liniers todavía le faltan horas de trabajo. Por eso es primordial mantener la calma y no desesperarse. Y aguardar por una resurrección futbolística.

Héctor Quatrida